
Soy Patrick Richaud — enólogo y comunicador. Acompaño a bodegas, regiones e instituciones a alinear lo que el vino es con lo que expresa y lo que transmite, con método, precisión y emoción.


Diagnóstico, fermentaciones, perfilado aromático y decisiones de vinificación.
Comunicación y narrativa enológica
Storytelling técnico, contenido educativo y coherencia de marca.
Análisis de datos, fichas, patrones sensoriales e interpretación científica.
Detrás de cada vino hay una historia química, sensorial y humana.En esta primera fase, analizo el proceso, la expresión y la intención: desde el viñedo hasta la copa.Busco entender si lo que el vino muestra coincide con lo que el productor quiso decir.
No se trata solo de datos o defectos, sino de coherencia: entre el suelo, la fermentación y la voz final del vino.
Porque cuando la técnica y la emoción se alinean, la identidad aparece.
Traducir el diagnóstico en decisiones concretas es donde comienza la verdadera enología. Aquí es donde los hallazgos sensoriales y analíticos se transforman en acciones:desde la elección de levaduras o el manejo de lías, hasta la narrativa que acompañará al vino una vez fuera de la bodega.
Cada decisión tiene un propósito. No se trata solo de ajustar parámetros, sino de definir una dirección: ¿qué versión de sí mismo quiere ser este vino? ¿qué historia puede sostener sensorialmente, sin mentiras ni disfraces?
La estrategia abarca lo técnico y lo expresivo. Afino prácticas de bodega, propongo rutas de vinificación, estilos de fermentación o criterios de crianza. Y, al mismo tiempo, diseño cómo comunicar esas decisiones: qué lenguaje usar, cómo contar el proceso, cómo conectar lo técnico con lo humano.
Porque un vino no solo se hace: se interpreta.
Y cuando la técnica y la emoción trabajan juntas, el resultado no es solo correcto: es coherente, honesto y memorable.
La estrategia solo tiene valor cuando se vuelve práctica. En esta fase, acompaño la implementación real: desde la bodega hasta la mesa de trabajo. Participo en decisiones técnicas, ajustes sensoriales, trabajo de ensamble, creación de materiales y definición de discursos que reflejen la identidad del vino y del proyecto.
El ensamble como etapa técnica y simbólica es también una síntesis: donde se integran intuición, análisis y propósito. Allí se afina el equilibrio final, no solo entre variedades, sino entre lo que el vino es y lo que quiere decir.
No es consultoría a distancia. Es acompañamiento activo: estar en el tanque, en la cata, en la mesa donde se escribe el relato o se diseña la etiqueta. Aporto estructura, mirada crítica y continuidad para que cada acción enológica o comunicativa mantenga coherencia con la intención original.
El objetivo no es solo lograr un vino correcto, sino un vino con voz propia: uno que exprese su lugar, su proceso y su propósito con la misma claridad con la que fue concebido.
Porque cuando la estrategia se vuelve acción, el vino deja de ser un producto y se convierte en mensaje.
El proceso no termina cuando el vino está hecho: apenas comienza su segunda vida. En esta fase analizo los resultados, las percepciones y los datos obtenidos, tanto sensoriales como comunicacionales. Evalúo cómo el vino se expresa con el tiempo, cómo responde el mercado, cómo evoluciona la conversación que genera.
La revisión es constante: desde la evolución en botella y la consistencia del perfil aromático, hasta la claridad del discurso o la coherencia entre mensaje y experiencia. Cada análisis alimenta la siguiente cosecha, afinando decisiones técnicas, narrativas y estratégicas.
Porque la identidad también fermenta. Y un vino que se escucha a sí mismo que se observa, se corrige y se adapta se vuelve más verdadero con el tiempo.
El objetivo no es solo evaluar, sino evolucionar: aprender de cada añada, integrar lo sensorial con lo analítico, y mantener viva la intención que dio origen al proyecto.
El vino cambia, el mercado cambia, nosotros también.Pero cuando la coherencia se mantiene, la esencia permanece.


Del laboratorio a la copa, con propósito.
Optimización de fermentaciones, perfilado sensorial y coherencia técnica entre lo que el vino expresa y representa.
Un vino sólido, expresivo y fiel a su identidad.
La ciencia detrás del carácter.
Análisis sensorial, interpretación de datos y desarrollo de mapas de tipicidad que revelan lo que hace único a cada origen.
Integro observaciones humanas y métricas analíticas para construir conocimiento colectivo.
Conocer la identidad es el primer paso para construir legado.
Traducir el vino en lenguaje que inspire, sin perder rigor.
Storytelling técnico, desarrollo de discursos y materiales que unan ciencia, emoción y verdad.
Comunicar la enología con sensibilidad: del tanque al relato, del dato a la historia.
Porque un vino no se vende, se comprende.
Difundir conocimiento con precisión y emoción.
Reels, cápsulas y campañas que comunican desde el saber, no desde la tendencia.
Narrativas sensoriales, educativas y visuales que conectan técnica y emoción.
Ciencia, sensibilidad y claridad para conectar.
Exploración, innovación y conocimiento compartido.
Proyectos abiertos, documentación sensorial, análisis climáticos y vínculos con instituciones o bodegas.
La colaboración como forma de construir un lenguaje común del vino.
El vino se entiende mejor cuando se comparte.